miércoles, 15 de febrero de 2012

Los Corporales (Daroca)

Corría el siglo XIII, durante la reconquista de Valencia por Jaime I, cuando las tropas aragonesas libraron una dura batalla, en la que finalmente consiguieron la victoria.

El ejercito moro, se preparaba para atacar el castillo de Chio, una de las fortalezas, conquistada por los cristianos en la batalla.

Se produjo una alarma de ataque enemigo, y las tropas cristianas, enteradas de la maniobra, decidieron celebrar una misa, en la que comulgarían los seis capitanes, en representación de todas las tropas.

Mientras se celebraba la eucaristía, se produjo el ataque enemigo y el sacerdote celebrante, que era Mosén Mateo Martínez y natural de Daroca, hubo de suspender la celebración y decidió introducir las seis Formas en los Corporales y esconderlos en lugar seguro.

Una vez que los cristianos obtuvieron la victoria en la localidad valenciana de Luchente, el sacerdote volvió al lugar, para recuperar las formas y notó con estupor, que las seis hostias habían sangrado quedando grabadas en la blanca tela que las envolvía.

Cuando el ejercito sarraceno, volvió a atacar, el sacerdote enarboló los Corporales como bandera, y persiguió a los moros hasta el lugar donde se edificó el convento de Corpus Christi.

Posteriormente surgió un disputa entre los mandos de los ejércitos cristianos, para decidir en qué lugar serían guardados los Corporales.

Al no llegar a ningún acuerdo, se optó por introducir las reliquias en una pequeña arca de plata, y depositarlas en los lomos de una mula que nunca hubiera estado por esas tierras.

La mula siguió su camino hasta Daroca, haciendo oídos sordos a las viandas que le eran ofrecidas en las diferentes localidades por las que pasaba, hasta que el día 7 de marzo del año 1239, el animal cayó muerto en la ciudad, como se encarga de recordar la lápida existente en la Iglesia de la Trinidad de Daroca.

Como se puede observar, al igual que en otras leyendas, se entremezcla la historia con la tradición, siendo difícil delimitar dónde comienza una y dónde termina la otra.

(http://www.caiaragon.com)

la cueva del onso (Oliván)

El relato corresponde a Enrique Satué: "Desde Olivan a Ainielle, subiendo por el barranco, a mano izquierda, en un inclinado talud morrénico antes de llegar a Berdusa, se ve una oquedad que primero se llamó la cueva del Onso y luego de la Loca". Allí precisamente es donde tomó cuerpo la leyenda.

La cueva ocupa un lugar poco menos que inaccesible, y cuentan que a finales del siglo XIX se refugiaba en ella una mujer endemoniada. Cuando le daban los terribles ataques de locura, no encontraba lugar mas seguro para ocultarse de la gente.

Cuentan que se trataba de una montañesa alta y guapa. Era de Casa Esteban, de Berdusa, y formaba parte de una humilde familia de carboneros que sufrían no pocas carencias,. Incluso a la hora de alimentarse.

Al parecer, aquella mujer venía arrastrando la locura desde niña. Los desequilibrios le asaltaron ya desde pequeña, según confesaban sus padres.

El caso es que un año, ya convertida en buena moza, subió hasta lo alto del puerto de Santa Orosia, para la romería del 25 de junio, oculta bajo la peana de la imagen de la santa. Luego, por la tarde, bajó al baile de Casa Mallau, de Susín, y a partir de entonces "ya no se vio de ella vuelta buena". Le gustaba visitar iglesias y vagaba atolondrada por las aldeas. Su templo preferido era el de Ainielle, por estar conjurado. Y también se refugiaba en el molino de Orós Bajo, lugar de larga tradición brujeril.

Datos Bibliograficos.:
Publicada en Heraldo de Aragón / 20 de Abril de 2.003

domingo, 12 de febrero de 2012

El Congosto de Santa Elena en Biescas

También este lugar está lleno de mitos y leyendas, y una de ellas se refiere al popular diablo montañés. El relato gira en torno a un joven que se hallaba enamorado de una hermosa doncella de su edad, de la que nada conseguía, por más que le expresaba su amor de mil formas y maneras. Sólo desdén recibía y, con frecuencia, desprecio absoluto. Hasta que el joven se dejó tentar por el diablo que, al parecer, moraba en el congosto de Santa Elena, de Biescas, el cual le prometió que aquella doncella sería del joven a cambio de que éste le abriera su espíritu. Así sucedió, por lo que el galán fue poseído de inmediato por el demonio, no sin prometer, a partir de aquel momento, hacer todo cuanto le mandara su nuevo dueño.

La doncella cedió al fin a las pretensiones del joven, y entre ellos se despertó un apasionado amor. Enrique Satué Oliván describe así la historia en su libro " El Pirineo Contado":

" Un día en el que regresaban de recoger fresas y rosas silvestres, con sus manos entrelazadas, fueron sorprendidos por el diablo, quien recordó a él la obligación sellada, por lo que debería coger a la doncella y llevarla a horcajadas en su espalda. Tan pronto se la cargó, ambos salieron volando hacia la selva de Lasieso. Mientras, el diablo pedía al joven que soltase a su novia en el vacío. Ésta, a su vez, no cesaba de rezar viendo lo que ocurría. Sus oraciones debieron de ser escuchadas, pues, al pasar sobre el puente, el demonio se rindió ante el poder divino".

Por eso, desde entonces, la tradición asegura que el citado paso de Lasieso se llama Puente del Diablo

(Publicada en.: Heraldo de Aragón, el domingo, 08 de mayo de 2.005)

La casa Duende (Zaragoza)

Hubo en Zaragoza un inmueble que, en la primera mitad de siglo, llegó a oídos de toda Europa. En septiembre de 1934, localizados en la cocina de uno de los pisos de la que después sería llamada `Casa Duende´ se escucharon siniestras risas, voces y chillidos de procedencia inexplicable. Éstas parecían provenir del fogón y, avisada la policía, se inició la investigación, -la primera oficial en España- de un fenómeno `paranormal´ que llegó a tener a la ciudad en vilo. Al poco tiempo la noticia de las misteriosas voces se difundió por Europa, mientras eran acusadas de provocar estos sonidos personas cuya inocencia era posteriormente probada. De estas personas, la acusación más firme se ejerció contra la criada de la casa, argumentando su habilidad como ventrílocua, pero también de ella se demostró con el tiempo su inocencia.

Inquilinos posteriores mantienen haber seguido oyendo las misteriosas voces y, aunque nunca se esclarecieron los hechos, en 1977 el edificio fue derribado. El nuevo bloque que construyeron en su lugar se llama en la actualidad Edificio Duende.

(http://www.zaragoza.es)

sábado, 11 de febrero de 2012

La morica encantada (Daroca)

A lo largo de la historia medieval aragonesa, una de sus principales ciudades fue Daroca. Gobernada durante siglos por los musulmanes, los populares moros, y como en tantos otros sitios la imaginación de las gentes concibió leyendas para mostrar la maldad de los musulmanes, como en el caso de esta narración popular.

En el importantísimo patrimonio histórico - artístico de Daroca, se descubren, en cualquier lugar, las huellas de su pasado musulmán, aunque muchos restos de aquella época, se han ido perdiendo con el paso del tiempo. Entre los restos perdidos, se encontraba el castillo donde se desarrolló el episodio de la Morica encantada.

Se cuenta que el rey moro Aben Gama, hizo traer de Arabia a la bellísima Melilah, para casarse con ella, e incluso le construyó un fastuoso palacio. Pese a ello, la mujer nunca estuvo enamorada de su marido. Mientras tanto, el rey proseguía sus enfrentamientos con los cristianos, y en uno de estos altercados, capturó al caballero cristiano Jaime Díez de Aux, al que decidió que sería ejecutado.

Sin embargo, en poco tiempo Melilah se enamoró del caballero y llegó a proponerle ayuda para escapar, siempre y cuando se casara, después, con ella. Evidentemente, Jaime Díez aceptó. De esta manera, estando sitiada Daroca, la mora liberó al caballero, pero en la huída fue prendida por su marido, el cual, ordenó matarla tirándola al pozo.

De ahí, que se crea que todavía todas las noches Melilah, la Morica encantada, recorre el pasillo subterráneo que une los restos del castillo con ese pozo.

(http://www.caiaragon.com)

Leyenda del ruejo (Daroca)

La leyenda aparece citada en El Itinerario descriptivo de las provincias de España, de Alexandre Laborde, escrito en 1809. La difundió también el padre José Beltrán.

Relata la historia de una grave inundación ocurrida en la ciudad de Daroca en el año 1575. A causa de unas descomunales precipitaciones acontecidas en las canteras de Retascón y Nombrevilla había descendido una desmesurada carga de agua. La Mina no fue capaz de desviar el cauce por lo que se desbordaron los diques comenzando a entrar el agua en la ciudad de Daroca desde la Puerta Alta. Con la bajada del agua las puertas de la Puerta Baja se cerraron de golpe, sumándose todos los sedimentos que el agua llevaba con ella por lo que Daroca comenzó a inundarse. Cuando los vecinos estaban al borde de la desesperación, un ruejo que estaba en casa de Don José Garcés, bajo desde la puerta alta a la puerta baja a gran velocidad, y descargó un fuerte golpe sobre la puerta, abriéndose de golpe, por lo que el agua comenzó a salir de la ciudad. Se dice que este milagro fue obrado por los Santos Corporales guardados en la localidad. Todavía se conserva este elemento dispuesto en un pedestal en la localidad.

(http://www.xiloca.com)